Conflictos familiares y escolares: ¿son sinónimo de pelea?
Resulta muy común que cuando pensamos en conflictos tengamos una asociación directa y negativa con estar vivenciando problemas o peleas, y esto es aún más frecuente en los niños. Debido a esta asociación, lo que buscamos es poder evitar a toda costa la presencia de conflictos en nuestras vidas y si llegan a ocurrir lo que intentamos es salir lo más pronto posible y lo mejor librados de la situación. Pero lo cierto es que el conflicto es un fenómeno absolutamente natural de nuestras vivencias sociales, necesariamente entramos en conflicto por convivir con otros, más allá de que nuestro intento sea por evitarlo, este necesariamente va a aparecer en nuestras interacciones sociales. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo manejamos la situación?
Vamos poco a poco. Si bien ya dijimos que el conflicto es un fenómeno social natural, lo cierto es que no es ni mucho menos sinónimo de pelea y no debería tener el sesgo negativo tan fuerte que tiene. Los conflictos son situaciones en las cuales entramos en diferencias de intereses con otros, pueden ser personas, o grupos, o instituciones (incluso puede ser con uno mismo) y no necesariamente involucran agresión. Los conflictos pueden ser muy constructivos si aprendemos a manejarlos de manera pacífica y logrando establecer acuerdos que nos solo favorezcan los intereses de las partes involucradas (lo que se ha llamado “el gana – gana”) sino que nos permiten poner en práctica habilidades cognitivas, emocionales y sociales en los procesos de negociación. Muchos autores hablan del gana – gana, por ejemplo, Stephen Covey en el libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” lo plantea como el cuarto hábito hacia el beneficio mutuo en cualquier negociación y poder encontrar el equilibrio en las relaciones humanas con sentido de bien común y equidad.
La convivencia social, habitar los mismos espacios con otros, nos lleva necesariamente a la vivencia de conflictos. El reto importante es aprender a resolverlos de manera pacífica buscando el gana- gana y fomentando la práctica de habilidades como la escucha activa, la toma responsable de decisiones, la argumentación y contraargumentación, el reconocimiento de emociones propias, la empatía (poder llegar a sentir algo parecido o similar a lo que está sintiendo otra persona), entre muchas otras habilidades que definitivamente nos fortalecer en nuestra formación personal y social. ¿Cómo hacemos esto en familia? Acá te damos algunas ideas:
- Fundamental, aceptar los conflictos que se presenten en la convivencia y no buscar ni evitarlos (suponiendo que no existen), ni posponerlos (porque esto puede hacerlos después más complejos); sino abordarlos buscando hacerlo con estrategias de dialogo, negociación y establecimiento de acuerdos.
- Oír con cuidado y atención los intereses de las distintas partes involucradas en el conflicto y buscar ampliar la información (haciendo preguntas) para una mejor comprensión de la situación.
- Buscar tener mucho cuidado con las palabras que utilizamos y la manera como mencionamos las cosas, las personas y la situación. “El lenguaje crea realidades” y es fundamental revisar, por ejemplo, el uso de apodos y si estamos cayendo en el uso de prejuicios o estereotipos que generen sesgo en nuestra comunicación con los demás. Igualmente, buscar evitar las generalizaciones (términos como siempre, nunca, ninguno, entre otros) que impiden una interacción con los demás más espontánea y desprevenida.
- Entender que aquello en lo que nos enfocamos se convierte en nuestra realidad, con esto importante buscar tener un enfoque apreciativo y reconocer el “medio vaso lleno” de la situación para favorecer escenarios de resolución pacífica del conflicto vivenciado en familia.
- Evitar imponer nuestros puntos de vista sobre los de los demás y tampoco invitar a que las demás partes involucradas en el conflicto cedan sus intereses sobre los nuestros; más bien buscar buenas estrategias de conversación para efectivamente lograr el gana – gana en la resolución de la situación.
- Buscar siempre cumplir los acuerdos establecidos en la negociación y ser consecuentes con los compromisos adquiridos en la misma.
Muy conscientes de este potencial positivo del manejo de conflictos escolares y familiares de nuestros niños, desde el Colegio Internacional SEK Colombia ofrecemos a nuestros estudiantes la posibilidad de participar en varias actividades extracurriculares centradas en el trabajo en arte y cultura que les permitan desarrollar estas habilidades y poner en práctica la posibilidad de una resolución pacífica de sus propios conflictos, escolares o familiares. Por ejemplo, con nuestra estrategia MUN, la cual está centrada en el Modelo de las Naciones Unidas e igualmente, desde nuestro PEI (Proyecto Educativo Institucional) buscamos que todos nuestros estudiantes logren su pleno desarrollo como seres humanos y que sobre todo acepten el conflicto como parte natural de nuestras interacciones sociales y escolares.